“Oceánica”, una cerveza elaborada con… ¡agua de mar!
Tres ingenieros químicos marplatenses idearon una cerveza que rompe moldes e innova y cuida al medio ambiente: “Oceánica”, una cerveza elaborada con agua de mar desalinizada.
La idea surgió de la amistad entre los directivos de la fábrica de cerveza artesanal Antares, Leo Ferrari y Pablo Rodríguez, y Alejandro Sturniolo, de Fluence Argentina, empresa de soluciones en el tratamiento, recuperación y reúso de aguas y efluentes.
“Oceánica nace para reflexionar sobre cómo puede ser el abastecimiento de agua en los próximos 50 años. El objetivo es demostrar que no tiene gusto a mar, justamente por eso decidimos elaborar una cerveza liviana, dorada, con alcohol moderado, ya que si tuviera algún carácter de agua de mar en su sabor lo podríamos percibir fácilmente”, explicó Ferrari, quien agregó: “Logramos una cerveza balanceada, limpia, delicada y refrescante, con sutiles sabores, aromas frutados y ¡elaborada con agua de mar!”.
Oceánica es una cerveza rubia, con una receta especial, creada para celebrar el Día Mundial del Agua.
Ligera, liviana, con un aroma limpio, de apariencia dorada, con espuma blanca, en boca se siente de cuerpo bajo, refrescante y sedosa.
“Este proyecto marca el rumbo en el cuidado del acuífero marplatense. El objetivo es demostrar que se puede hacer una cerveza a partir de agua desalinizada, sin perder calidad y sin que el origen del agua afecte el sabor”, cuenta Rodríguez.
El agua, proveniente de la costa de Mar del Plata, fue filtrada y tratada por ósmosis inversa dos veces, tecnología que permite producir agua sin sales haciéndola pasar por unas membranas semipermeables, separando la sal y otras impurezas, reduciendo así el impacto ambiental.
Además de quitar las sales, y antes del proceso de elaboración, el agua de mar desalada es sanitizada mediante un proceso térmico de alta eficiencia, asegurando de esta manera, un óptimo control bacteriológico.
“La potabilización de agua de mar y el reúso de efluentes son la clave para cambiar el consumo. Estas tecnologías están disponibles hoy a costos muy competitivos, sin generar un impacto adverso en el medio ambiente”, analiza Sturniolo.
Según el ejecutivo, “si bien parecía que lo más difícil sería el proceso conjunto de elaboración, ¡finalmente la anécdota fue ponernos de acuerdo en el nombre!”.