Anasagasti: el restaurante y bar de Palermo ofrece una experiencia única
El restaurante y bar Anasagasti, ubicado en una casona antigua de tres plantas de Barrio Norte, ofrece una propuesta única y renovada, priorizando la mejor materia prima en base a su estacionalidad.
Con un ambiente cálido y acogedor, la decoración elegante y moderna refleja la pasión del equipo por la cocina y la cultura.
En la planta baja predominan los cocktails de autor y una variedad de tapas especialmente diseñadas para acompañar la bebida.
En el primer piso se encuentra el restaurante principal, con una carta breve, con foco en productos estacionales de altísima calidad.
El pato al kamado, las pastas caseras rellenas con centolla y el pulpo español son los platos estrellas; y, fuera de carta, se ofrece la sugerencia del chef que cambia con regularidad.
En el segundo piso la comida se caracteriza por sus clásicos reversionados para sorprender el paladar argentino con alguna técnica o ingrediente poco habitual.
Dentro de ellos se destacan la hamburguesa de jabalí con provoleta, relish casero y cebolla caramelizada y el wrap de pato.
La carta de coctelería cuenta con craft cocktails, entre los que se destacan el “Harrods” (whisky macerado en avellanas, drambuie y humo de canela) y el “Cría Cuervos” (ron reposado en roble, frangelico y bitter de caco, servido dentro de un huevo de chocolate amargo 80% cacao).
También, se ofrecen cursos de coctelería y en fechas especiales realizan catas de vino, ron y whisky con especialistas.
Cada uno de los pisos de Anasagasti cuenta con un diseño diferente.
En la planta baja predomina la madera original de la casa que es considerada patrimonio histórico y data de 1927; y se mantienen otros detalles antiguos como las molduras, su imponente chimenea, los vitraux iluminados y la escalera principal, combinado con una araña central y una barra de cobre.
En el primer piso resalta el contraste entre lo antiguo y lo moderno con pisos de madera, empapelados con líneas geométricas, mesas de mármol y una araña central; y una cava de vinos seleccionados de bodegas boutique.
El último piso es el más descontracturado donde un clima selvático predomina gracias a la presencia del jardín de invierno del restaurante; y su techo de vidrio se levanta cuando la noche lo amerita permitiendo a sus invitados disfrutar del aire fresco y el cielo estrellado.